Vista Medina
Titulo
Villa histórica, monumental, escultórica y paisajística
Villa de las Ferias

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VIII - MEDINA EN LA OPULENCIA

73. - Estancia de Carlos I en Medina. 74. - Testimonio de nuestra opulencia. 75. - Corredores y ganapanes. 76. - Mesones y bodegones.77. - Riqueza agrícola. 78. - Anguilas y tencas. 79. - Exponentes de grandeza. 80. - Población de Medina

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73. - Estancia de Carlos I en Medina

Habituados los medinenses al cortejo fastuoso de reyes y magnates en los tiempos anteriores, cuando desaparecieron los Reyes Católicos hubieron de renunciar casi por completo a presenciar tan deslumbrantes exhibiciones. El Emperador Carlos V la visitó todavía 5 veces: en junio de 1523 para recibir y acompañar a su hermana Dª. Leonor que acababa de quedar viuda del Rey de Portugal; en noviembre de 1524; en el mismo mes de 1539; en enero de 1542 y en noviembre de 1556, cuando, ya dimisionario del Imperio y despedido de las humanas grandezas, regresaba para pasar los últimos días de su vida en el recogimiento y soledad eremítica de Yuste, Por su secretario, Luis Quijada, sabemos cuán complacido quedó del buen pan, de las anguilas, ranas y barbos que le sirvieron en ésta. Para otro lugar (23 N. b) dejamos la anécdota que corre acerca de su alojamiento.

Su esposa, la emperatriz Isabel, vino a medina desde Ávila el 26 de septiembre de 1531 con el príncipe D. Felipe, muy niño. y la infantita María que después fue emperatriz, viniendo entre los de su cortejo el marqués de Lombay, que al contemplar años más tarde, a la muerte de la emperatriz Isabel, lo efímero de las majestades humanas, resolvió servir no más que a Señorque no muere.trocando el marquesado por la sotana de jesuíta, para conquistar el inmarcesible título de San Francisco de Borja. La estancia de la Emperatriz se prolongó hasta 1532, realzando con su presencia el esplendor de las ferias. Por cierto que aquel año debieron ser las lluvias más persistentes que de ordinario, pues no quedaron muy golosos de su estancia los cortesanos, a juzgar por la despectiva opinión de Guevara consignada en una de sus epístolas: "Mi parecer es que Medina no tiene suelo ni cielo; porque el cielo está siempre cubierto de nubes, y el suelo lleno de lodos, manera que si los vecinos le llaman Medina del Campo, los cortesanos la llamamos a Medina del lodo. Tiene un río que se llama Zapardiel, el cual es tan hondo y peligroso que los ánsares hacen pie en el verano; como es río estrecho y cenagoso proveemos de muchas anguilas y aún encúbrenos con mucha niebla".

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74. - Testimonio de nuestra opulencia

Las Ferias en Medina del Campo
Las Ferias de Medina del Campo: http://www.museoferias.net/historia.htm

El probable que tal prejuicio de los cortesanos influyera en el definitivo alejamiento de las personas Reales de la villa, pues ya no volvieron a ver los medinenses monarca alguno, sino en visita oficial y rápida; pero si esta ausencia de la Corte le quitó brillo y esplendor, conservó Medina, durante los tres primeros cuartos de siglo, su reconocida opulencia, merced principalmente a la importancia de las Ferias y al desarrolo de su industria y aún de su agricultura. El desastre de las Comunidades y la perturbación general producida por la guerra civil, paralizó algún tanto la concurrencia de feriantres y aminoró la contratación, pero no tardó en restaurar los daños producidos por el incendio, calculados por la Junta de Ávila, como se ha dicho, en dos millones de ducados. Eran muy importantes los recurdos de que entonces disponía Medina y también mereció la ayuda y protección oficial.

Aunque hemos de hacer capítulo aparte de las Ferias, adelantaremos ahora que acerca de su extraordinaria importancia los testimonios son unánimes. De los señores Espejo y Paz es el siguiente: "Los cueros y los curtidos, cuya industria quisieron favorece tantas Cortes nuestras, impidiendo la matanza de corderos y cabritos, comercio en que sobresalió Córdoba con su peletería renombrada, sus tafiletes, sus arneses y sus sillas; Toledo con sus manufacturas de este género y Ocaña tan famosa en guantería, tenía asiento en Medina. Allí estaba representada la joyería de Flandes, Francia, Córdoba, Granada y Sevilla que daba nombre a una acera de la gran plaza de la villa; las hojas de Toledo, los corales de Barcelona, las especies de Valencia, de Ocaña, de Yepes y de Lisboa; los azúcares de Sevilla; el azafrán de Cervera, de Montblanc y de Orta; los jabones de Málaga, Yepes, Ocaña y Sevilla; las túnicas, alfombras y ricos tejidos de Siria y de Berbería; rasos, brocados y terciopelos, lienzos y sedas flamencas; mercería y papel francés; lencería portuguesa; ganados salmantinos y extremeños, de Ronda y sus serranías; de Córdoba, de Sevilla y de las suyas.En la villa se expendían bujerías, cristaleras, vidrios, cuchillos, muñecas, naipes, dados y otras cosas semejantes introducidas por los extranjeros como si fuésemos indios; azabaches, zapatería, calderería, los mil artículos de orfebrería y tantas y tantas cosas necesarias, útiles, de lujo o de mero pasatiempo... De naipes se extendieron en un año 37.800 barajas, lo que prueba la amplitud de la población y la afición al juego, pese a todas las prohibiciones, en casas particulares y placenteras, posadas y botillerías... Un comercio de los más importantes de las ferias fue el de platería, no solo por lo adelantado del arte, sino por las grandes y buenas ventas hechas en sitio como aquél de tanta concurrencia de dinero... las lanas y los paños representaron siempre en las ferias la mayor fuerza de contratación mercantil.

Las Ferias de Medina del Campo

La Plaza Mayor en el día de mercado. Honorio Román, 1903-1904

Los paños verdes y azules que se hacían en Cuenca eran buscados en las costas de África, Turquía y las escalas de Levante. Cardábanse allí todos los años 250.000 arrobas de lana y se teñía igual cantidad de diversos colores, cuya mayor parte venía a prestar animación a estas ferias; allí se consumísan también los de Segovia, que Zamora, otra proveedora, imitaba, tenido por los más hermosos de Europa, cuya industria floreciente empleaba 34.000 obreros que solían fabricar 25.000 piezas de paño al año, y consumían 4.500.000 libras de lana; continuaban Ávila y la misma Medina del Campo con la propia industriaen estado de creciente lozanía; los tejidos de lana sevillanos podían sostener la competencia de los mejores en su género; 130.000 obreros ocupaban en 1519 en sedas y lanerías. Huete, Ciudad Real, Villacastín a Medina conducían sus géneros tan nombrados y por la misma vía arribaban los productos de la región de Toledo:Jerguillas, picotes, estameñas diseminadas con profusión en villas y lugares que con otros mil géneros de necesidad o de lujo iban a sostener el fausto de Francia, Inglaterra, Escocia, Flandes, Alemania, Polonia y otros países". (1).

En opinión de Grandmontaigne "España fue durante la Edad Media el principal mercado productor de lana... Medina del Campo, centro abastecedor, era el emporio de riqueza. En su plaza, verificábanse, en un solo día, transacciones por valor de centenares de millores, entrando en ellas como principal materia de tráfico, los productos pecuarios".

De Pérez Galdós don estas palabras: "Visitando la noble villa de Medina del Campo, recorriendo su inmensa plaza, la mayor sin duda que en España existe, y las calles vetustas, asalta la duda de que allí tuviera el comercio la extensión y cuantía que suponen algunos autores. Cierto que las anchuras de la plaza indican un mercado concurridísimo y considerable... Además, dice la tradición que en Medina la industria del curtido y adobo de cordobanes, suelas y pergaminos, alcanzaba valor fabulosos y que poseía las mejores y más activas imprentas de Castilla...".

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75. - Corredores y ganapanes

Volumen tan considerable de operaciones mercantiles necesitaba para su normal desenvolvimiento un adecuado número de agentes auxiliares de las mismas. Efectivamente, en los libros consistoriales hemos encontrado fidedignos datos. El 3 de junio de 1552 "por cuanto las diversas y muchas contrataciones de cambios y mercaderías en sus ferias requiere mucho número de corredores... e porque cuanto más corredores hubiere, tanto más fácilmente se harán los negocios e con menos intereses e daños de los contratantes" acordaron nuestros regidores nombrar 56 corredores de cambios y mercaderías, cuyos nombres se detallan; y siete días después nombraron 23 más, hasta el número de 79, si bien estableciendo que este número se redujera a 70 que hera el señalado por las ordenanzas.

El título de corredor no había de ser dado a cualquiera, sino a quien después se seria información, resultara ser "buena persona e de buenas costumbres y sin oficio o calidad que le pueda y deba impedir..."; y los así nombrados debían venir "a regimiento de resta villa y hacer el juramento en forma de usar bien e fielmente el dicho oficio" Estos títulos eran valederos por un solo año, y cuando el 18 de agosto del año siguiente se trató de renovarlos , el corregidor exhortó a los regidores a que los nombrados fueran "personas de conciencia... e no nombren por amistad ni afición sino lo que conviene al servicio de su majestad e bien desta villa... por tanto que él encargaba sus conciencias". La tenían escrupulosa, a lo que parece, aquellos buenos regidores porque en la sesión siguiente manifiestan haber hecho solamente "treinta y nueve nombramientos e no más porque se quieren informar e satisfacer sus conciencias para que las personas que nombraren sean tales cuales conviene para el servicio de Dios, y Su Majestad e bien desta villa... e pidieron al corregidor tome la necesaria nota de los nombrados e se informe de la calidad de sus personas e como usan sus oficios, e si se hallare con alguno dellos tiene algún defecto... lo mande quitar... e sobre ello encargaban la conciencia al señor corregidor".

Cuando con tanta meticulosidad procedían los rectores de la villa, queda pantentizado también la importancia concedidaal cargo de corredor, para cuyo ejercicio había de dar fianzas abonadas a contento de los corregidores comisarios hasta en cuantía de cien mil maravedises, con apercibimiento de que contraviniendo las ordenanzas incurrirían en pena de privación de oficio perpetuamente y un año de destierro de la villa.

Con igual celo se preocupaba la villa de otros agentes más modestos, pero no menos indispensables para las contrataciones. Tales los que ahora son llamados mozos de cuerda y entonces oían por ganapanes. Por el auto consistorial del 8 de marzo de 1558 sabemos que entre los dedicados a la humilde tarea de cargar y descargar fardos, se habían entrometido vagabundos y maleantes que ocasionaban hurtos y otros delitos; razón por la cual el Concejo se ocupó de reglamentar tan respetable cuerpo, otorgando 60 nombramientos de ganapanes a otros tantos sujetos de reconocida probidad, más diez de liadores para la saca del vino; todos los cuales habían de llevar un distintivo verde, "e el que no le traiga no será habido por ganapán sino por vagamundo".

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76. -Mesones y bodegones

El día 19 del mismo mes y año que ocuparon los regidores de reglamentar unos establecimientos del ambiente intimamente relacionados con los feriantes a los que querían rodear del ambiente más propicio y salvaguardar de ambiciones y egoísmos. Importaba que los mesones y bodegones, aquellos para albergarse, éstos para comer y beber, brindaron a la muchedumbre de feriantes cómodo alojamiento y mesa deleitosa que les invitara a volver; y los regidores formularon unas ordenanzas y ajustaron un arancel, de que daré un breve extracto.

Cualquier hombre o mujer que viniere a posar trayendo cabalgadura, pague medio real por cámara con cama y llave con guardas altas y bajas con cruz. Si el tal trajere además mozo, pague seis maravedises por la cámara de éste sin cámara, y otros seis por la cabalgadura. Los mismo, doce maravedises pagaría el que trajere cabalgadura y durmiere en cama sin cámara independiente. El que viniere a pie, si durmiere solo, pague seis maravedises y cuatro si durmiese con otro en compañía. La cama había de ser buena con ropa limpia y paja del año. Capítulosimportantes de las ordenanzas concernían exclusivamente a la cabalgadura: el precio de la cebada y de la paja estaría regulado por el marcado por la Alhóndiga municipal y un quinto más, midiendo la cebada como celemín y rasero sellado, y la paja con harnero de media vara de diámetro y una ochava de alto; los establos y caballerizas, en los que no entrarían gallinas ni puercos, habían de tener puertas con sus cerrojos, y pesebres de tablas sanas, no quebradas, para evitar filtraciones de pienso.

Los mesoneros venían obligados a tener guardadas las cosas que les entregaren, so pena de pagarlas, y no acogerían a ningún desconocido que viniera a pie por más de tres días, sin dar conocimiento a la justicia; ni tendrían para el servicio mujeres que ganaran dinero con sus cuerpos. Estaba vedado a los mesoneros vender cosas guisadas de carne, pescado, aves ni otra alguna comida; y en justa reciprocidad se establecía que los bodegones no recibirían a nadie para dormir, ni consentirían que los comensales jugaran. Tanto los mesones como los bodegones estaba obligados a ostentar un rótulo anunciador del establecimiento y a tener el arancel firmado de la justicia y del escribano, pues en una tabla tan baja que lo pudieran leer las personas que entrasen.

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77. - Riqueza agrícola

No equiparable a la riqueza derivada de las ferias, pero sí de más importancia que en la actualidad era la riqueza agrícola de Medina, ateniéndonos al testimonio de Ossorio que dice, pág. 45: "Todo el Reino y fuera de él saben que los vinos de esta villa y su comarca son de fama, pues se subastan de cuatro, seis y diez años, y quien esto escribe vio cuba de 20 años que se crió y fue de Simón Ruiz Envito, fundador del Hospital General. En esta villa hay mucha caza y muy buena, de todo género de volatería, que todo el año está repuesta muy proveida. Verdura de todo género, la mejor de España, melones muchos y muy buenos, gansos y palominos y pollos en su tiempo, en gran cantidad, conejos muchos y en especial, los del monte del Rebollar que son de fama... Abundancia de truchas, tencas y anguilas se crían gran copia en este río y en las lagunas reales. Leche todo el año en abundancia, la cual se hacen ricas natas, muchos requesones y quesos, y hay mucho de esto a causa del mucho ganado que se cría para la leche que es menester para el color de los vinos, Tiene para los ganados ovejunos ricos pastos, y para mulas, caballos y bueyes de los labradores, dos leguas de una dehesa, el río abajo y arriba, que no tiene precio, en la cual, fuera de mucha yerba que cría para los ganados, hay en ella yerbas medicinales de mucha estima que las vienen a buscar muchos herbolarios... Hay por,la misma dehesa abajo huertas de particulares con mucha arbolada, moscateles hermosos y grandes estanques y muy ricas casas, que todo es de muy grande entretenimiento y regalo. El agua del río es singular para lavar paños, tanto que vienen aquí muchos portugueses a sacar las mantas que suelen traer las lencerías".

"Dije detrás que los vinos de esta villa tienen fama en el reino y fuera de él, porque los tiempos en que la contratación estaba en su ponto, de Flandes y de Francia enviaban a pedir unos mercaderes a otros vinos de esta villa, y se los enviaban y avisaban de su bondad..."

"Tiene esta villa muchos montes en su contorno, suyos y de particulares; son de encina, a dos leguas y a menos, que son de mucho precio, y de pinar el mismo trecho otros tantos, por lo cual es muy proveida de leña y manojos en gran copia."

Por contraste con el cuadro que nos ofrece la actual situación, nada halagüeño, parece fruto de calenturienta imaginación el pintado por Ossorio. Sin embargo, su testimonio, de por sí fidedigno, es adverado por auténticas referencias halladas en los acuerdos consistoriales. El 22 de mayo de 1574 eleva Medina una petición al Consejo para que sea revocada una Real Cédula en que se autorizaba la entrada en Castilla de vinos portugueses por ser "en gran daño desta villa y tierra donde se coge tan gran cantidad de vino que abastece la mayor parte destos reinos". Ya hemos visto que se nombraban diez aliadores para la saca saca del vino, y los corredores para este particular menester eran otros tantos. en 1598 las cosas iban ya bastante mal y los regidores buscan remedio a la acentuada decadencia y pérdida de riqueza, y en interesante debatesuscitado en una sesión del mes de junio, dijo un regidor: "De diez años a esta parte la agricultura ha venido a gran disminución; en esta villa había más de cien pares de mulas y más de ducientos de bueyes con que se ejecutaba la agricultura". (2). Debiendo tener presente para aquilatar estas sifras, que buena parte del actual término municipal, pertenecía a los lugares de Pero Miguel, Villafuertes, Tovas, Fuentelapiedra, La Golosa y Tardelhombre, que algunos años después comenzaron a despoblarse.

En la carta ejecutoria ganada por la villa en 1616contra las absorbentespretensiones del influyente Marqués de Sieteiglesias, de enseñorearse de los montes de Palancar, Valdemuelles y Valdevitre, leemos estas palabras: "...había hecho cotear (el famoso D. Rodrigo), amojonar y marquear los montes y términos y los había expelido más de treinta mil cabezas de ganado que allí se apacentaba, quitándoles los corrales y abrigos que tenían para hacer reparos de los yelos".

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78. - Anguilas y tencas

De Zapardiel ya dijo Cervantes que era famoso por su pesca, aunque más que a la cantidad se referiría a la calidad; y de la relativa abundancia de anguilas y tencas que se pescaban en las lagunas Reales, aparte lo declarado por Ossorio y confirmado por frecuentes autos consistoriales, es testimonio el convenio pactado en 3 de abril de 1742, cuando ya la pesca había descendido notablemente, entre la villa y la cofradía de las Angustias, por el cual aquella cedía en beneficio de ésta, para la obra de la capilla entonces en construcción, la explotación de la pesca de las mismas por la suma de mil reales. En el mismo se establecían para los vecinos mejores precios que para los forasteros, demostrando así que cabría el consumo de la villa.

Se regulaba también la conservación del agua conveniente, conduciéndola del río.

Por ser riqueza merecidamente estimable, el vecino pueblo de Gomeznarro promovió un pleitosobre pertenencia de las mismas Lagunas, vindicándolas para sí, por asegurar que radicaban dentro del término de de Villafuertes, despoblado en 1612 y a ´él agregado. Medina sostuvo que siempre pertenecieron a su término y no al de Villafuertes, y su mejor derecho fue proclamado por Real Provisión del Rey Fernando VI, que se custodia en nuestro archivo. La circunstancia de haber perdido totalmente esta fuente, aunque menguada, la riqueza, argulle en aquellos nuestros remotos antepasados mayor diligencia en aprovecharla, teniendo otras mucho más importantes, y en nuestros punibles despreocupación (3).

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79. - Exponentes de grandeza

Exponentes de la innegable prosperidad alcanzada por Medina son otros datos que conocemos, tan positivos como elocuentes.

El número de escribanos en ejercicio durante la segunda mitad del siglo XVI fue de 24, según todas la referencias vivían con envidiable holgura.

Del número de 4clesiásticos podemos colegir del siguiente hecho. Al entierro capitular de Juan Vaca, alcaide de la Mota, 10 de noviembre de 1557, asistieron 98 prebendados y número aproximado a otros entierros del mismo año. Con tal nombre de prebendados designaban a los miembros del llamado Cabildo Mayor -en cuyo libro de acuerdos consta las referencia-- integrado por los beneficiados parroquiales, advirtiendo que por ser la cuota de entrada bastante elevada, no ingresaban en el mismo por el mero hecho de la posesión del beneficio, sino cuando sus disponibilidades se lo permitían. Por esta razón y por las inevitables vacantes, ausencias y enfermedades, es lógico suponer y admitir que el número de capitulares excedía holgadamente el centenar; y como a tal cabildo no pertenecían los canónigosde la Colegial, que eran 29, ni los simples capellanes de ella y de otras iglesias, que no eran pocos, en número total de eclesiásticos pasaría probablemente del centenar y medio, sin contar a los regulares de los monasterios de San Bartolomé y San Saturnino, y los conventuales de San Francisco, Santo Domingo, Nuestra Señora de Gracia, Santa Ana, Trinidad y Colegio de Jesús, que alcanzaban, de seguro, el centenar. Los conventos de Descalzos (franciscanos y carmelitas) se establecieron posteriormente, cuando la población iba en mucho declive.

Del número de médicos también un dato, aunque no tan exacto ni tan concluyente. En 1574 se habían establecido en la villa algunos médicos nuevos, sin cumplir las leyes y pragmática que mandaban la presentación del títulos antes de ejercer profesión tan trascendental, y el corregidor, respondiendo el 20 de marzo a una petición de los regidores en tal sentido,requirió nombres de médicos para llamarlos y obligarlos a cumplir con la ley. En efecto, le dieron seguidamente nombres de doce licenciados y bachilleres en Medina, añadiendo: "e todos los demás médicos y cirujanos que hay en esta villa"; expresión vaga, ciertamente, pero reveladora de que el número de galenos era bastante mayor. La calidad de los mismos era también relevante, habida cuenta que entre ellos se contaban el doctor Sosa y el licenciado Gómez Pereira de gran reputación y manifiesta rivalidad en sostener antagónicos criterios filosóficos. Todavía en 18 de septiembre de 1591 se quejaba un regidor de que había en la villa muchos médicos y cirujanos ejerciendo la profesión sin el correspondiente título, no olvidando que en aquellos tiempos, los llamados sangradores, que metían baza en la ciencia de Esculapio, eran muy numerosos,

Tiene significación singular para estimar adecuadamente la opulencia de Medina en el siglo XVI, la abundancia de plateros domiciliados en ella, y al decir domiciliados, quedan excluidos los forasteros que vinieran a la compraventa en las ferias. Registrando los libros de bautizados, despesados, defunciones y cofradías de las distintas parroquias (faltan la mitad, por lo menos) he anotado hasta 92 nombres de plateros, 7 de joyeros, 5 de argentadores y 6 doradores y batidores de oro; todos ellos pertenecientes a la segunda mitad del siglo. Como habrá quedado, naturalmente, no pocos sin anotar, se colige que el mercado y consumo del producto de tan nombre artesanía, era cuantioso (4).

No faltaron medinenses que acrecentaron la riqueza de la villa con las muy considerables que trajeron, ya de Indias, como el doctor Beltrán que erigió el palacio llamado de Dueñas, ya de Flandes, como Fernando de Frías, Pedro Cuadrado y otros, que parece que propusieron rescatar los doblores que allá se llevó la codicia de Chievres y compañía. De muy diversas fuentes acudió a nuestra villa el dinero para hacer de ella una de las más florecientes del siglo XVI.

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80. - Población de Medina

Llegó la población de Medina dice el memorial Histórico, pág. 416, a casi dieciséis mil vecinos, y por vecinos no entiende habitantes, sino familias, porque más adelante, después de referir las causas de tanta perdición sobrevenida, dice: "Con tal malafortunados sucesos llegó Medina a tan inferior estado, que a principios del año 1631, se hallaba con casi mil vecinos, y desde ese año hasta el presente 1633, corre tan deprisa su perdición que le han faltado 350 familias, a causa de la pasada necesidad de pan... que con esto y graves enfermedades que se siguieron, está de manera que no se halla con 700 vecinos, y se han muerto 1.800 personas". Asegura el mismo historiador que tenía Medina200 casas de caballerosa señores de vasallos. 124 calles, 14 plazuelas sin la Plaza Mayor y sin ,os arrabales que eran mayores que la villa.

Es verdad que el autor del memorial Histórico, D. Juan Antonio de Montalvo pudo informarsebien y formar un cálculo bastante aproximado a la verdad. Me inclino a creer, sin embargo, que se quedó muy distante de ella, dejándose llevar de la hinchazón a que propone el vulgo cuando le da por encarecer las cosas. Por D. Tomás González, fidelísimo archivero de Simancas, En su Censo de población de las provincias y partidos de Castilla la Vieja en el siglo XVI, sabemos que en 1530 correspondían a Medina 4.136 vecinos, número que multiplicado por cinco da 20.680 habitantes, aproximadamente. En pleito sostenido sobre un remate del servicio del aceite de 1551, declaró el cambista Juan de Dueñas que el vecindario de Medina era de cinco mil vecinos (circunstancia preguntada a los testigos con marcado interés). Tal número es ciertamente muy redondopara admitirle como exacto, pero aún suponiéndole más bajo que la verdad, ésta no superaría los seis mil. Ahora bien, por múltiples testimonios es sabido que en la segunda mitad de aquel siglo la población de Medina creció muy poco o nada, y que llegado el año 1570 comenzó el decrecimiento aceleradaamente acentuado.

Por otra parte, de los archivos parroquiales se saca una conclusión que, aunque negativa, viene a coincidir con lo que acabamos de decir. No existen padrones de feligreses de aquel tiempo. Registro de bautizados,, sí, más incompletos, saltando a la vista la poca escrupulosidad con que aquellos buenos curas registraban los bautismos, y por añadidura de lo encontrado, puedo afirmar que el año de mayores anotaciones, el de 1566, se registraron 303 nacimientos en siete parroquias, a saber: San Antolín, Santiago, San Martín, San Miguel, San Pedro, San Juan del Azogue y San Salvador. Suponiendo que en las otras siete restantes , tenemos la suma de 606 nacimientos, que en modo alguno puede corresponder a una población superior a 30.000 habitantes.

En 1594 la población había bajado ya considerablemente, pues los datos aportados por el mismo González, arrojan un vecindario de 2.760, cuyo quíntuplo es 13.800 habitantes, acentuándose el descenso en los años siguientes.

Contra esos fehacientes datos valen otras aseveraciones hechas en tiempos ya muy distantes t dictadas por una vaga reminiscencia o por una nostalgia ofuscadora. Por ejemplo: el 6 de marzo de 1664 afirmaron que el Consistorio nuestros registradores que cuando se estableció que Medina contribuyera con un tercio al servicio de levas y milicias y los restantes pueblos de su Tierra con los otros dos tercios, tenía esta villa seis mil casas pobladas. Asimismo aseguraron en 20 de mayo de 1713 que era irritante mantener esa misma proporcionalidad en el aludido repartimiento, "pues ahora tiene 600 vecinos y cuando se estableció tenía 18.000". Apéndice VI.

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(1) - Las Antiguas Ferias de Medina del Campo, por Cristóbal Espejo y Julián Paz, cap. VI, de donde está tomado el testimonio del Grandmontaigne en Los lobos y el de Pérez Galdós en el prólogo a Vieja España de Salaverría. Algunas cifras, u. gr. 130.000 operarios, más parecen fábula que otra cosa.

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(2) - Por contraste con esos cien pares de mulas y doscientos de bueyes, del libro catastro correspondiente al año 1750 son estos otros datos: mulas, 78; bueyes, 226; caballos, 40; yeguas, 15; asnos, 265. Y del censo formado en 1931 para los fines de la requisa militar son los que siguen: mulas, 123; mulos, 167; caballos, 46; yeguas, 43; asnos, 77 y bueyes, 4. El parangón es instructivo.

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(3) - El 23 de julio de 1593 decían los regidores: "Por cuanto en las lagunas que están camino de Madrid, detrás del pinar de Gabriel de la Torre, que llamas las Reales, siempre ha habido y hay mucha pesca de tencas y anguilas, y para que estén guardadas y no se pesquen con redes ni armandijos ni cebos en ningún tiempo, sino fuera con voluntad desta villa, ha nombrado guarda que las guarde, pene y denuncie a las tales personas que las pescaren, y al presente, teniendo noticia esta villa que de algunos días a esta parte, muchas personas, con redes, mangas, tramallas y otros armandijos han pescado y sacado de las dichas lagunas mucha cantidad de pesca, y vendídola en esta villa y fuera de ella escondidamente, sin posturas e sin poner alcabala y sisa que está mandado..., acordaron y mandaron que se pregone en la Plaza Mayor desta villa que ninguna persona pesque de día ni de noche con redes, so pena de tenellas perdidas y de un año de destierro... y dos mil maravedises por cada vez..."

Fue constante la preocupación de los regidores por la conservación y fomento de la pesca, tanto del Zapardiel como de las Lagunas Reales. Esta última perece que se extinguió por el año 1778. Al comenzar la primavera, las lagunas apenas tenían agua, por la sequedad de aquel invierno y no había restituido el caudal perdido en el verano anterior, y se había abandonado ya la traída del agua del río que anteriormente regulaba el deseado nivel. En su consecuencia "la poca pesca que tenían de tencas se está perdiendo, unas porque se las comen las aves y otras porque se las llevan los pastores de Gomeznarro". El acuerdo ya no fue de guarda y conservación, sino de exterminio, elcargando al comisario que por medio de obreros "sacaran la pesca que encontraran y la vendieran a precios moderados". La sequía subsiguiente acabó para siempre con el criadero de tencas.

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(4) - Plateros domiciliados en Medina en la segunda mitas del siglo XVI: Diego y Miguel Acosta, Alonso de Alcántara, Pedro Alonso, Antonio, Ignacio y Juan Álvarez, Gaspar Araujo, Hernando Barajo, Juan Betesco, Juan Burgos, Antonio Carmona, Antonio, Francisco y Pedro Carrión, Alonso y Pedro Cortés, Francisco Carrillo, Fernando de Cuellar, Francisco Chorrillo, Diego Díez, Diego y Tomás Dueñas, Juan de Espinosa, Martín Fernández, Juan Flores, Diego García, Juan Gigato, Cristóbal Grajos, Julián Hernández, Diego y Domingo de León, Cristóbal López, Lope y Diego Martín, Diego Martínez, Martín de Mena, Pedro men4eses, Juan Miranda, Antonio Montejo, Antonio Molina, Andrés y Nicolás Montemayor, Muis Mucientes, Julio Olivares, Cristóbal Olmedo, Cristóbal Ortega, Gaspar Orujo, Pedro de osa, Diego y Juan Oviedo, Alonso Paredes, Miguel Paz, Bartolomé Pinto, Juan y Pedro Prieto, Francisco Portillo, Francisco Prado, Diego Quiñores, Gaspar Ramírez Reinalte, Diego, Francisco, Juan y Julián Rodríguez, Juan y Alonso Román, Lope de Rosales, Cristóbal y Gabriel Sánchez, Cristóbal Sanz, Juan San Miguel, Juan Santo Domingo, Diego Segura, Diego y Juan Segovia, Antonio Sicilia, Diego San Pedro, Jerónimo y Luis Vaca, Félix, Francisco y Teoi Vázquez, Pedro Vega, Juan velasco, Cristóbal vergara, Juan de Vaños, Alonso Villalobos, Cristóbal y Francisco vallejo, Antonio y Juan Torres.

Joyeros: Andrés Aguilar, Antonio Medina, Pedro Porras, Melchor y Moguel Santiago, Pedro Soria, y Esteban Valladolid.

Argentadores: Juan Fernández, Hernando y Juan Hernández, Damián y Domingo Salaber.

Batidores de oro: Juan Gutiérrez, Bernal López y Pedro Subiago.

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